domingo, 17 de enero de 2010
Barney, el dinosaurio de Bush
Barney, El dinosaurio de Bush
"Barney", el dinosauro púrpura, aquel personaje que fue creado en 1987 por una profesora tejana en apuros económicos, llamada Sheryl Leach, se ha convertido en el delirio de los niños y niñas, sobre todo en la primera parte de sus infancias. Por aquellos, ahora lejanos, ochentas, Leach había soñado con crear los más comerciales y entretenidos videos educativos para niños preescolares con la idea de agenciarse un dinerillo. Inicialmente, pensó en "Cuddly", un oso que cobraba vida; pero, después de que Leach notara la fascinación de su hijo frente a los dinosaurios en una exposición en el museo, el protagonista y carácter principal para los videos se convirtió en eso que todos conocen como "Barney". Los videos caseros del primer Barney fueron lanzados en 1988. Leach organizó a un equipo de ventas para vender los videos a los almacenes de juguetes y videos a través de todo EE UU. En 1991, un video de Barney fue alquilado a un almacén de Connecticut por Larry Rifkin para la fiesta de cuatro años de su hija Leora Rifkin. Rifkin resultó ser un millonario gerente de programación de un canal norteamericano en Connecticut. El enganche de la hija de Rifkin con el vídeo condujo a una llamada telefónica para proponer una invitación formal que llevó a Barney a la televisión pública. A partir de ese momento, todo fue cuesta arriba, económicamente hablando.
"Barney y sus amigos" iniciaron su salida televisiva públicamente en abril de 1992 y se convirtieron rápidamente en un referente preescolar. "Barney y sus amigos" ofrecía ya a Baby Bop y su hermano mayor BJ, en un molde cultural educativo y conservador que supuestamente refiere diversión, aprender sobre la amistad, compartir, cooperar, respeto por otros, buenas maneras, autoestima y los buenos hábitos de salud y seguridad, manifestándose estos principalmente en la conclusión de cada episodio, donde el dinosaurio repasa y resume los primariosos y precarios conceptos educativos de cada episodio. Se dice, además, que este programa acentúa el desarrollo cognoscitivo, la actividad física y la interacción social, que interesa abrazar significativamente estos conceptos relevantes sobre la base de presentar un producto para las edades de dos a cinco años. "Barney y sus amigos" fue producido inicialmente sólo por Lyric Studios, en EE UU, compañía productora que posee sus derechos para los formatos y demostraciones en la televisión, películas, videos caseros, DVDs, CDs, cassettes, libros y juguetes. Recientemente, Lyric Studios se fusionó con la trasnacional británica Hit Entertainment, que también es dueña de los derechos intelectuales sobre otros programas como "Thomas y sus amigos", "Bob el constructor" y "Los rubbadubbers".
Hoy lo televisan en más de cien países y sigue logrando gran éxito de sintonía. Más de 60 millones de videos de Barney son vendidos sólo en Norteamérica. Los primeros libros de Barney fueron publicados en 1993, con más de cientos millones de copias vendidas por todo el mundo. Su canción de batalla "Te quiero a ti", es la primera canción que muchos niños se aprenden de memoria. Además de la canción que marca el comienzo del programa y la más significativa, es decir, la que sólo se conoce como "canción de Barney", la cual presenta la tonadita pegadiza de aquellas canciones relativas a la guerra de independencia o guerra de secesión, producto del ingenio de los productores del programa de Barney quienes pretenden identificar a este muñeco de gomaespuma con el espíritu americano de la libertad, tan conocido, por ejemplo, en lugares como Irak, donde (en el 2003 y en adelante) muchos de los soldados iraquíes que fueron tomados como prisioneros de guerra por los soldados americanos, han sido torturados e interrogados después de horas de tortura auditiva bajo los rigores de la música de Barney. Así, la armada de los EE UU está empleando este programa de televisión para niños con el objetivo de romper la resistencia de los prisioneros, no dejándolos dormir y poniéndoles música que les resulta culturalmente ofensiva. Dicen algunos especialistas que si se les pone esta música durante 24 horas seguidas, su cerebro y sus funciones corporales empiezan a debilitarse, su pensamiento se vuelve lento y su voluntad se rompe. Allí es cuando entran más interrogatorios y severas torturas.
Además de todo este progresivo proceso de éxito monocorde con el actual sistema neoliberal imperante, lo curioso es la identificación y adopción de normas y valores pre-establecidos, digitados por grandes corporaciones televisivas, y asumidas por diferentes estratos sociales -en el mundo- enmarcados , por lo demás, en pequeños núcleos y cercos sociales llamados familias. Las familias, posaderas de las sociedades, dirigen su mirada a la moda y al consumo y pocos individuos -insertados o relacionados con aquellas células- pueden escapar a ello. Por ello nada mejor que identificar y determinar un producto que atraiga y atrape los deseos y las fantasías de los niños y niñas. Barney es un dinosaurio que existe en nuestra mente, cuando se hace grande es realmente sorprendente, dice la canción; y de esa manera, con los colores y la escenografía adecuada, los productores y los empresarios marketeros han decidido qué se ideará: un imaginario amigo, un pequeño dinosaurio de juguete que se convertirá en uno más grande y real siguiendo los designios de la imaginación de los niños y niñas asalariad@s que brillan en sus programas. Un bienpensado producto que hasta ha reparado en ubicar bien a sus consumidores: padres complacientes y niñas o niños de imaginación muy pasiva (culpa del anquilosamiento familiar) y, por lo demás, en una edad de formación. Sobre los primeros, no tienen solución. Encaminadores de la normalidad, el consumo y la obediencia. Sobre los segundos, diríamos que pretenden tomarl@s en una etapa decisiva, estratégica según sus estudios de marketing, en una edad preciosa y libre; pero receptiva sobre todo a partir de lo más llamativo y desde donde, entiendo yo, se llegan a marcar pautas de comportamiento y acción para el futuro.
Pero, lo lúdico es otra cosa.
Es una actitud que poco a nada tiene que ver con programas televisivos o personajes preconcebidos imaginaria y sibilinamente. Tampoco es un parque de diversiones cerrado en la monotonía de nuestras relaciones familiares o en el hartazgo del recreo escolar. La imaginación pende de lo lúdico, una imaginación libre y (re) creativa, capaz de sacarle la vuelta a la realidad y a sus convenciones, capaz también de estropear los juguetes o armatostes más rígidos en busca de la dispersión y los deseos más íntimos. Sin roles ni reglas. Entonces, cuando aparece un producto millonario e irrumpe en las pantallas o en las jugueterías, nosotr@s, pobres padres y madres, no podemos sino darnos cuenta del vil negocio, escatimando en los riesgos y consecuencias del asumir patrones consumistas y mediáticos, a sabiendas que lo lúdico (la esencia o lo que queda aún libre del juego sistémico, institucional o reglamentado, o quizá lo apartado totalmente de esto) no se contrapone al espíritu infantil de búsqueda de motivos de juego o esparcimiento. Incentivar a inventar nuestros propios juegos y amigos imaginarios -pero honestos- podría ser una buena opción. ¿Hasta cuándo necesitar de maquinaciones frívolas de despacho?
Este dinosaurio de invento, diseñado por mentes en sintonía Bush, aparece, entonces, como un buen representante de la lógica del Pensamiento Único, de la corrupción, del ataque a otras culturas, del pisoteo a los más libres juegos y deseos, aparece como una mascota de aquel llamado imperialismo, una mascota de Bush (e irónicamente, su mascota preferida lleva por nombre Barney, pero se trata de un perro), una de sus mejores armas, cargada de valores ridículos y endulcorados, dejando de lado otros, severamente importantes. Por lo demás, no nos queda sino aceptar nuestra condición de madres y padres diferentes, libertarixs que gozamos con la felicidad de nuestrxs hijxs en forma antiautoritaria, pues creemos que nosotrxs podemos asumir estos roles creativamente y alejados de la convencionalidad y del Espectáculo, pero dejándoles la puerta abierta a la elección. Tratemos de arrancarles sonrisas liberadas a nuestrxs pequeñxs, cuidémoslxs, expliquémosles y seamos sus guías autocríticxs, pero sin dejar de lado que ellxs son niñxs con todo lo que eso felizmente implica.
Lucho Desobediencia
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buen articulo mi compitaa me gusto mucho jejeje ya ke tengo una sobrinita linda por eso me intereso
ResponderEliminarsaludos desde la satanika cruz